Editor: Mario Rabey

8 de diciembre de 2008

Leonardo Favio, un gran director de cine

Gatica, Goya y retirada del Oscar

Último capítulo de La Vida de Favio

“Este hombre que ustedes están viendo es un genio”, dijo José Sacristán, en Madrid, el 21 de enero de 1994, en el momento de entregarle a Leonardo Favio el premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana, por su film, Gatica, el Mono.

“Me alegra haber ganado, porque siendo éste el premio más importante de habla hispana, me va a permitir sensibilizar a los legisladores para que aprueben la ley de cine que está esperando en los cajones desde hace dos años”, declaró el flamante ganador.

Favio regresó a Buenos Aires el lunes 24 de enero. El miércoles 26 era tapa de los diarios. En una carta dirigida al secretario de Cultura, solicitaba que su película Gatica, el Mono fuera retirada de la competencia del Oscar al mejor film hablado en idioma extranjero. Según él mismo explicó, se había propuesto sacudir la modorra de los legisladores respecto de la sanción de la ley de cine, con el siguiente texto:

"Progresiva, silenciosamente, nuestro país se ha transformado en territorio extranjero para la explotación cinematográfica. En nuestro país -POR EXIGENCIA DE EE.UU.- se decidió hace décadas que las PELICULAS NORTEAMERICANAS, como producto industrial, INGRESEN SIN CARGO EN NUESTRO TERRITORIO. Es el UNICO PRODUCTO ingresado desde el exterior QUE NO PAGA RECARGO. A cambio de ello, una ley grava la exhibición de toda película que se exhiba en la Argentina para que nuestra industria pueda existir. Pero esta ley, al igual que la industria que sustenta, se transformó, a raíz de los avances tecnológicos, en una ficción más, ya que las salas cinematográficas han ido desapareciendo, llegando en la actualidad a unas doscientas aproximadamente en todo el territorio de la República. La exhibición se trasladó, entonces, a los videos y la televisión, modificando el método de exhibición, pero no la ley. Sin embargo, los nuevos canales de exhibición se empeñan en desconocer esto último. Frente a este nuevo paisaje, comisiones de cineastas recurrimos en reiteradas oportunidades a largas e inútiles reuniones con legisladores, quienes oían sin escuchar la grave situación que les planteábamos.

[...]

El Poder Legislativo continúa indiferente ante la agonía de esta importante expresión de nuestra cultura. Nuestro cine muere. ¿Qué podemos hacer para sacudir esta indiferencia de nuestros representantes? Amo el cine. El cine merece ser amado.

[...] EL CINE NOS NARRA, LE CUENTA AL MUNDO COMO SOMOS. Es un medio formidable en la conquista de prestigio y en la elaboración de una imagen positiva. En suma, el cine no se agota -ni mucho menos- en su perfil puramente comercial, ajeno a estas reflexiones. Ante este panorama, no es suficiente con la sola verbalización de la protesta justa. Además debemos actuar, debemos sacrificar "halagos y gratificaciones" que comienzan por enervar la energía creadora y las fuerzas morales que vertebran las conductas.

Con este criterio rechacé sistemáticamente las invitaciones que me cursaron de distintos festivales (Cannes, San Sebastián, etc.) para participar con mi película Gatica. Pero cuando las entidades que agrupan el quehacer cinematográfico argentino decidieron que Gatica nos representara ante la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, acepté la responsabilidad por encontrar allí un espacio cultural importante, alejado de frivolidades, desde donde hacer oír nuestra protesta y, si teníamos suerte, intentar con ello sacudir la modorra de nuestros legisladores en lo referente al tema que nos preocupa. Bien, tuvimos suerte, encontramos ese espacio, pero hoy siento que no alcanzará para reclamar nuestra razón. ¿Qué hacemos entonces?

Creo, como hombre de cine, como hombre de la cultura argentina que ha sido honrado por sus pares de la industria y la creatividad con la designación de mi película Gatica, el Mono como representante de nuestro país para la elección de los "Oscar 1994", que debo renunciar. DEBO RENUNCIAR A CONCURRIR CON "GATICA" A LA ALTERNATIVA ANUAL DE LA ACADEMIA DE ARTES Y CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE HOLLYWOOD 1994.

Creo que esta renuncia será una forma eficaz de golpear las puertas de nuestros parlamentarios; de esclarecer a la opinión pública; de convocar a la comunidad cultural argentina, para estar a la altura de los desafíos, en coherente continuidad con el camino trazado por los obreros, los técnicos, los actores, los escritores, los músicos, los productores y directores a lo largo de la historia del cine nacional.

LE RUEGO, ENTONCES RETIRAR MI FILM "GATICA, EL MONO" COMO REPRESENTANTE DE NUESTRO PAÍS DE LA ALTERNATIVA ANUAL DE LA ACADEMIA DE ARTES Y CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE HOLLYWOOD 1994".

El entonces presidente Carlos Menem convocó al congreso a sesiones extraordinarias a partir del 10 de febrero de 1994 e incluyó la ley de cine en la lista de temas a tratar. Dicha ley fue aprobada por la Cámara de Diputados el 11 de mayo. El 28 de septiembre la aprobó la Cámara de Senadores y fue promulgada por el Poder Ejecutivo el 17 de octubre.

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